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Editorial Bruguera


Historia:

Fundada en 1910 bajo el nombre El Gato Negro por Juan Bruguera Teixidó, la empresa sería renombrada en 1939 por sus hijos Pantaleón y Francisco, que cambiarán el nombre comercial de la empresa por el de Editorial Bruguera, a la vez que reanudarían la edición de revistas tras la Guerra Civil.

Las restricciones de papel y los permisos de edición dificultaron el reinicio de la actividad editorial tras la contienda. Durante la primera mitad de los años cuarenta, la empresa se limitó a hacer reediciones de lo publicado durante la Guerra Civil, contenido que ya había quedado algo desfasado a causa las nuevas circunstancias que se viven en la España de Posguerra. Además, la editorial se ve forzada a publicar los números de forma aperiódica como consecuencia de  la falta de un equipo estable de redactores y dibujantes.

En 1947 se produce un gran cambio en la editorial, Pulgarcito empieza a publicarse regularmente y se confeccionará un nuevo equipo de dibujantes (integrado por Cifré, Conti, Escobar, Giner, Peñarroya y Jorge)   que, con un un humor violento y crítico que a menudo burlará las restricciones de la censura, definirán la identidad de lo que mucho tiempo después se denominará  "la Escuela Bruguera".


En 1957, varios autores de la primera generación (Escobar, Peñarroya, Conti, Cifré y Giner)  se marchan de la editorial como respuesta a la imposición de nuevas cuotas de trabajo y de la cesión forzada de los derechos sobre sus creaciones a la empresa.  Como consecuencia, Bruguera contrata a una nueva generación de autores que renovará el contenido de sus publicaciones el cual, debido a las nuevas circunstancias sociales, había quedado un tanto desfasado . Este nuevo equipo de dibujantes,  estará conformado, entre otros, por Nené Estivill, Enrich, Raf, Segura y, por supuesto, Francisco Ibáñez, quien creará la que se convertirá en la serie más popular de Bruguera, Mortadelo y Filemón.

Convertida ya en un auténtico gigante del sector, Bruguera experimentó un notable incremento en las ventas durante la década de los sesenta ,sin embargo el malestar de sus autores empieza a hacerse notar al ver como sus historietas son explotadas hasta la saciedad, en muchas ocasiones con mutilaciones y cambios horribles, todo esto sin cobrar por la constante reedición de su trabajo. A pesar del vasto incremento en el catálogo de publicaciones y del aparente éxito empresarial, los problemas internos de la editorial irían agravándose a finales de los años setenta.

Lamentablemente, las ventas de colecciones como Gran Pulgarcito, Joyas Literarias Juveniles u Olé! solo sirvieron para retrasar lo inevitable. En 1982 suspendió pagos, tras lo que continuó gestionada por la plantilla de trabajadores.Y finalmente, en 1986 cerró su puertas y, un año después fue absorbida por Ediciones B.

Series y personajes:

Por supuesto, no se puede hablar de Bruguera sin hacer mención a su vasta galería de personajes, especialmente los cómicos. Gran parte de estos personajes reflejan, de un modo u otro, las características de la sociedad española de aquel entonces, desde la posguerra hasta la etapa de apertura internacional. En cuanto a la historieta de aventuras, la serie de esta editorial que más destacó (y por buenas razones) fue El Capitán Trueno, aparecida en 1956 en las páginas de Pulgarcito  la que se convertirá en  una de las series más populares de Bruguera.



Aunque a primera vista este personaje creado por Victor Mora y Miguel Ambrosio Zaragoza puede resultar muy similar al Guerrero del Antifaz, las similitudes se limitan a lo meramente estético, pues ambos personajes difieren en sus fines. Mientras que las acciones del Guerrero están motivadas principalmente por la venganza y la redención, el Capitán Trueno no tiene un objetivo fijo, es decir, él decide convertirse en un héroe por vocación aventura. Otra notable diferencia con el cruzado enmascarado es que el Capitán Trueno carece de un pasado trágico, lo que permite que se produzcan instancias de humor en algunas historietas. Un factor remarcable de estos tebeos es que la mayor parte de los villanos son usurpadores que derrocan al gobierno legítimo y gobiernan sus respectivas tierras con puño de hierro. Con estas credenciales no es sorprendente que el Capitán Trueno no tardara mucho tiempo en convertirse en una víctima predilecta de la censura. La presión de los censores forzó a la editorial a infantilizar el contenido en detrimento de la calidad de las historietas.

Volviendo a los personajes cómicos, estos se pueden clasificar en las siguientes categorías:


1. Vidas frustradas:

Esta categoría la integran personajes que nunca logran ver cumplidas sus aspiraciones.

Carpanta:
Creado por Escobar en 1947, este vagabundo es un heredero tardío de la picaresca española. A pesar de vivir bajo un puente, los principales problemas de Carpanta no son de habitáculo, sino de nutrición, expresados en su constante y fallida búsqueda de pollos asados (en aquella época un lujo) u otros platos suculentos. La hambruna incesante del protagonista ofrece un reflejo satirizado de la situación de muchos españoles durante la posguerra. En un sentido más amplio, se puede decir que Carpanta representa a la España vencida y condenada a la miseria de después de la guerra.

Don Pío:
Resultado de imagen de don pío tebeoEste personaje de aspecto parecido a Charlot fue creado por el dibujante José Peñarroya en 1947. Don Pío es un oficinista sin ambiciones que se encuentra atrapado en el inacabable martirio de intentar satisfacer las exigencias consumistas de su esposa, Doña Benita. Debido a su carácter endeble, Don Pío es incapaz de reprocharle nada a su mujer, y se ve obligado a pedir aumentos de sueldo que siempre le son denegados.
Esta serie nos ofrece una visión cómica de los problemas y ambiciones de la clase media urbana de la época y la irrupción del consumismo coincidiendo con el fin de la política autárquica.


Doña Urraca:
Probablemente el personaje más malévolo que jamás haya salido de la factoría Bruguera, Doña Urraca (concebida por Jorge en 1948) es una mujer completamente desalmada cuyo único propósito en la vida es el aborrecimiento de todo aquello que denote el más mínimo atisbo de alegría o felicidad. Casi todas sus historietas relatan emboscadas, planes maquiavélicos y agresiones que, afortunadamente para todos los demás, siempre fracasan y ,algunas veces, acaban volviéndose en su contra. El personaje de Doña Urraca és una caricaturización de la típica vieja ultracatólica amargada y resentida con el resto del mundo, esto explica la exagerada fealdad del personaje y el hecho de que su aspecto físico esté desprovisto de todo rasgo de feminidad.


2. Héroes imposibles:
 
Personajes que, aunque cargados de buenas intenciones, solo logran provocar catástrofes.

Mortadelo y Filemón:
Los  personajes más populares de la historieta española, Mortadelo y Filemón empezaron sus andanzas como detectives privados. Desde la primera historieta podemos ver los rasgos básicos de la primera etapa, un error provoca la intervención de los dos sabuesos, la intervención lleva al desastre y este a la huida o a una feroz persecución. En un comienzo, la relación de ambos personajes era de igualdad, pero pronto Filemón comienzó a establecer su autoridad, hasta el punto de tratar a Mortadelo como un autentico subordinado, incluso como a un criado.


Anacleto, agente secreto (Vázquez, 1964):
Aparecida por primera vez en las páginas de Pulgarcito en 1964, esta serie es una parodia de las novelas, películas y series de espías de la época. En estas historietas, Anacleto (cuyo aspecto está inspirado tanto por James Bond como por el Superagente 86) es enviado por su jefe (a quien procura engañar siempre que puede) a las misiones más difíciles, de las que casi siempre sale mal parado.



3. Felices e inconscientes: 

Personajes que viven en su propio mundo y que son ajenos a las normas sociales. Su felicidad está basada en la ignorancia o en la evasión de la realidad.

Agamenón (Nené Estivill, 1961):
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Agamenón es una de las pocas historietas de la época en prestar atención al mundo rural, del que ofrece una imagen bastante negativa. La acción se sitúa en un pueblo de localización indeterminada, que puede ser cualquier pueblo de la España de la época. El protagonista es Agamenón, un noble bruto y un ingenuo cabezota, pero, al mismo tiempo, tiene la picardía suficiente para ajustarle las cuentas a los maliciosos que quieren aprovecharse de él o abusar de algún desvalido. La felicidad de este personaje radica tanto en su soberana ignorancia como en aislamiento del ambiente rural de la España de la época, pueblos en los que la ignorancia es, como en el caso de Agamenón, hereditaria.

Morfeo Pérez:
Creada en 1952 por el dibujante Conti, "La vida adormilada de Morfeo Pérez"  explica las ensoñaciones de un personaje de aspecto mediocre. Morfeo sueña con llevar otra vida, cualquier otra, para así escapar, aunque sea por unos momentos, de la decepcionante y anodina realidad en la que vive. Este desencanto la realidad es compartido por un gran número de españoles, especialmente aquellos que han sido víctimas de las represalias franquistas.



4. La fraternidad sádica:

Personajes de las series de ámbito familiar, cuyas relaciones con el resto de la no son para nada idílicas.

Zipi y Zape:
Esta emblemática serie de Escobar apareció en 1948, inspirada en otras historietas de niños traviesos que se dedicaban a sembrar el caos en el normalizado mundo de los adultos como Max und Moritz (1865), del alemán Wilhelm Busch. El autor supo dar a Zipi y Zape una personalidad propia que los diferenciaba de sus gemelos foráneos. Frente al carácter más gamberro de éstos, los personajes de Escobar presentaban una inocencia y candidez distintivas. A pesar de que Zipi y Zape solo quieren ayudar, las cosas siempre acaban saliendo mal y provocando un desastre doméstico que es castigado con excesiva severidad por su padre, Don Pantuflo Zapatilla, un catedrático de aspecto desfasado y con una mentalidad estancada en el pasado. La serie esconde una crítica  a las familias burguesas de la época que , si bien son el referente social de "familia modelo", no están exemptas de problemas internos.

Las hermanas Gilda:
Resultado de imagen de las hermanas gildaSolteras ya entradas en años, Leovigilda (delgada, agria y dominante) y Hermenegilda (gruesa, ingenua y dominada) son dos hemanas que difieren en sus esperanzas de encontrar novio. Mientras que la primera ya ha asumido que encontrar marido le es casi imposible, la segunda sigue esperanzada en la llegada del pretendiente ideal (aunque sus posibilidades sean prácticamente nulas). Siendo la amargada, Leovigilda será encargada de frustrar las ilusiones amorosas de su obesa hermana. Aunque comparten la condición de solteronas con personajes como Doña Urraca, las hermanas Gilda todavía mantienen un poco de esperanza en salir de esta condición social, que en aquel entonces estaba mal vista por la Iglesia y por un sector importante de la sociedad.


5. Los personajes que personifican la incompetencia o desidia laboral:

El repórter Tribulete:
El único y sufrido periodista de “El chafardero indomable”, Tribulete es un  intrépido reportero de aspecto pequeño y esmirriado que se esfuerza en buscar noticias en un entorno en el que nunca ocurre nada. Esta eterna sequía informativa es causa fundamental de la ruinosa situación del periódico, el director del cual, (convencido de que solo una buena dosis de amarillismo puede salvar la empresa) insta constantemente a Tribulete a centrarse en las notícias "sensacionales". En este caso, la incompetencia en el trabajo no es inherente al personaje, sino a las características del entorno.

Petra, criada para todo (Escobar, 1954):
Resultado de imagen de petra criada para todoEste personaje constituye, junto a Carpanta y Zipi y Zape, uno de los grandes éxitos de Escobar. Esta criada de orígenes aldeanos y propensa a soluciones chuscas a los problemas que ofrece el servicio doméstico trabaja para Doña Patro, una señora alta y gruesa que nunca tiene nada que hacer y que tiene a Petra únicamente para aparentar tener un estatus social que no está a su alcance. La serie retrata las dificultades de la gente de pueblo por adaptarse al entorno de las grandes ciudades así como la importancia de guardar las apariencias de los amos.



En conclusión, las historietas de Bruguera están integradas, en su gran mayoría, por un elenco de personajes urbanos que lidian como pueden con los problemas de sus respectivas vidas (el hambre, el trabajo, la família,..)